... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

La dispersión

lunes, 29 de noviembre de 2021

 

 El modo, curiosamente, más propio de la diseminación es la dispersión: el procedimiento por el cual, la semilla se lanza aleatoriamente al piso, unas lejos de otra, esperando, por supuesto, que echen raíces y que se terminen amistando entre sí, a medida de que crezcan. El estado de dispersión, es un estado en el cual toda acción se sucede de la otra, todo pensamiento o idea se sucede del otro, sin lograr echar raíz. Un pensamiento que se sigue uno de otro, pero procediendo por partes o destellos, nunca por razones constitutivas: las acciones, pensamientos e ideas, se suceden en su heterogeneidad en una continuidad diluida en largos espacios de tiempo; se toman, se abandonan, se retoman y se unen a otras, totalmente por azar, sin poder seguir un propio cause. Transforma el proceso de (sobre)vivir en un mero experimentar, en un mero tanteo por distintas cosas, experiencias, personas. La tarea de alimentarse o de crecer, la de pensar sobre todo, se vuelve particularmente difícil, los estímulos se sobreponen unos a otros de una manera que la voluntad se desactiva de su fuerza originaria. Todo querer procede en una sucesión de medios, que a su vez, llevan a otros medios, mientras también, se piensa en fines, en esperanzas o en recuerdos, que se suceden indistintamente hasta el colapso. La concentración, la nostalgia de la concentración mejor sea dicho, la capacidad de focalizar toda subjetividad en una acción, vuelve la dispersión un modo de evitar la quietud del sufrimiento, la paciencia y el silencio de quién llora. Sufrir desconcentrado es agobiante, es vivir constantemente en una irresolución, vivir constantemente en una densidad que no eres capaz de explorar, aunque la tematices y la elabores, no estás nunca en ella, por más que no puedas salir de ahí. Las cosas alrededor pierden constantemente su significado, las prácticas y las costumbres proceden sin ninguna intensidad, el mecanicismo de la acción prevalece sobre cualquier reflexión. Hay un rehuir lo profundo, un serlo todo menos el abismo, un estar completamente en la indeterminación de los hechos, de las vidas y de los placeres, que te esclavizan de manera sonriente, de manera atrapante y solidaria. En la dispersión ninguna determinación, ninguna crueldad es posible. Solo queda el solidario comportamiento errático, donde la persecusión de la benevolencia con el super-yo se sobrepone a la capacidad de determinación de la vida. Es la manera más práctica en que el super-yo y la pulsión de muerte se reunen en una alianza tan ruidosa, activa, incierta. A cada satisfacción le sigue un sentimiento de nulidad, a cada pensamiento, una terrible evasión. A cada sentimiento, una acción inútil. Las palabras ya no expresan, es difícil describir la dispersión misma, o más bien, cada palabra la grita como un chirrido interno que no puede parar, que no deja de estar allí contigo, que no deja tampoco de resolverse, de desenredarse, de complicarse contigo hasta reemplazarte. No hay un yo en la dispersión, solo está lo que circunda, gritándote por ser, por hacerte, por derruirte. La solidaridad de las cosas...

0 lanza en mi costado: