... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

retaguardias eternas

lunes, 22 de septiembre de 2014

 

Siempre me he sentido tomado por la retaguardia, incluso cuando voy de frente. Al parecer, no hay forma de que al momento en el que le doy frente a algo, sea lo que sea, este me responde. Me responde cuando ya le doy la espalda. Me responde cuando yo ya no quiero seguir el tema. Es así como sucede la violencia en mi vida. Encaro, a ratos causo, una reacción violenta, sin embargo, no me siento fielmente referido y reflejado en ella. No respondo, pero tampoco acojo sin más. No intercambio violencia, quizá ese sea un hecho. O incluso cuando intento intercambiar, salgo quijotescamente ridiculizado: lanzo puñetazos a la nada o mis insultos son insignificantes por no ir acompañados de más golpes. En ambos casos, no paro de vagar sobre el acontecimiento, sin hacer mayores reproches morales acerca de mis contrincantes: más bien suelo detenerme en mis propias posibilidades, en las que no concreté.
La imposibilidad del combate, marca también la inesencialidad de mi vida política. La desazón de tener enemigos, me ha quitado incluso la enemistad cosificante y visceral. La derecha sigue siendo lo totalmente otro, lo cosificable, pero aún así, su tortura no me es más que un sueño lejano y carente de sentido; ni siquiera los enemigos personales, si es que los hubiera. Realmente no tengo cómo enemistarme moralmente de alguien, no tengo a qué oponerme y con ello, he intentado de seguir viviendo, pero aún así, de a poco, me doy cuenta que no puedo. No hay formas de vivir sin oponerse. Mi único enemigo es el tiempo, que tan sólo transcurre y que no puedo parar. Es a él al que me enfrento con mis proyectos a diario, sin poder tomar una buena respuesta que ofrecerle y que con ello, lograr salir adelante. No puedo moverme sin ir en contra de. No hay forma. Estoy detenido

0 lanza en mi costado: