De pronto, cada distancia de lo cercano, se hace una distancia fría, insalvable, incomprensible. No hay forma de poder comprender lo que sucede en las entrañas de otro... ni tampoco saber lo que hay en las entrañas de ese otro, que es uno mismo. De pronto, la palabra proferida, desde el afuera, desde la boca del otro, se te hace ininteligible, a ratos, a más malestar... insignificante. No sabes lo que está diciendo, y aun si lo supieras, no tiene mayor importancias. Hay estruendos en tu interior que te hacen sordo al ser de lo acontecido en el afuera. No puedes atenerte al sentido mismo de lo que está sucediendo afuera, por haber volcado tus oídos hacia el adentro. Hacia el vacío, hacia una nada. La nada de la personalidad que se encuentra sin un otro. O peor aun, con un otro que no es capaz de significar. Cuando ese estado sobreviene en el vivir nocturno, es mejor apartarse de la forma más absoluta que se pueda y volver a habitar tu soledad de hecho, que reside en tu soledad de ser. Desarrollar esa soledad de ser, es tan distinto de cultivar la soledad de hecho. La soledad de hecho es un desafío, donde se enrostra el ridículo, la apariencia de locura, las palabras entredichas de los otros, las habladurías, etc. La soledad de hecho, en cambio, es una forma de soledad que no se encuentra en ese juego, ni en ningún otro. Es tan sólo, la soledad ya acontecida y viviente de la reflexión... No sé. Pero esa distancia insalvable, entre el otro y ese uno-mismo, de pronto, se torna peligrosa. Hay indiferencias peligrosas, quizá hasta perversas. Horror es lo que inspira el sentir esa distancia tan insalvable, con aquellos que se sienten, de manera natural, como más cercanos...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
sábado, 24 de agosto de 2013
Lo lamenta:
ira de Tifón
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