La verdad del sentimiento oscilante en cada mañana es sólo su fluidez inexplicable. Cada mañana despierto o sintiendo desesperación, o un amor irracional y esperanzado por una nueva mujer, o tan sólo la amargura del nuevo día. La pesadilla, el sueño, esa forma de llenar de contenido atormentador la noche, sin el hábito autodestructivo de la consciencia, es una forma de trauma, es la forma que marca un momento de mi vida que he luchado por separar de mí, pero que no he logrado. Hay una marca en mí, hay un sello de dolor que aun no he logrado sanar, que la noche aun no ha logrado explorar en su totalidad, para poder hacerlo florecer en su significado y así, poder lograr una convivencia real con él, no tan sólo la ocultación en el habla.
No tener habla ante aquello que me ciega el día, que me hace huir aun desde mi propia cama, es una experiencia de ahogo y de encierro, en todos los sentidos es un juego echado, una situación cerrada, sin forma de abrirse más que en el fuero nocturno de la consciencia. Pero jamás hay forma de abrirlo en el mundo, ni en el habla, ni aun menos en el vínculo. He tenido situaciones límite dentro de mí mismo, siempre que he visto cerca la posibilidad del vínculo con lo que temo, con lo que me atormenta aun hoy. He pensado que todo ese temor, todo ese tormento también se han transformado en un nuevo impulso purificador: el de la búsqueda de un nuevo proyecto, de buscar una nueva acompañante... (mejor dicho, buscar una acompañante, anteriormente me sentía más solo mientras estaba -supuestamente- vinculado)
Oscilar entre sentimientos de amor y de desesperación, hace del estómago una forma inestable de ser, de vivir, de comer, de sentir la digestión. Es el hambre que se apaga, el hambre que se prende, él hábito que se retuerce, que se vuelve insignificante, que cambia, que se torna una nada.
La digestión, entonces, cambia de forma cuando el alma oscilante, se atiene a debatirse entre el futuro y un pasado perdido. Sabes que el pasado está terminado, pero aún sigues reconstruyéndolo lentamente, quieres descubrir nuevos sentidos de verlo, de comprenderlo, pero a fin de cuenta, no tienes más que sensaciones, no tiene más que el trastorno de tu alimentación, la forma detenida de vivir en tu cama por el invierno sin hacer nada.
Cada mañana, más que ser una tortura, ya es una forma oscilante de ser, donde la sensación al despertar es capaz de determinar gran parte de la existencia durante el día, debido a lo sentido durante los últimos momentos de la noche, ya sea despierto, ya sea en sueños...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
jueves, 18 de julio de 2013
Lo lamenta:
ira de Tifón
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