La insinuosa idea del suicidio no es un alivio muy interesante, justamente por la satisfacción infinita de ese sufrimiento en el que se debe ver de cara a la muerte, sin negación y sin máscaras. En este deseo no basta con un alivio de infinito vacío, sino que por su constitución vergonzosa es necesario que descanse en otro tormento más, en un castigo.
Es necesario ser castigado para sentir concordia, no sentirse aliviado porque todo alivio aumenta la fosa profunda de tu vergüenza, calándote por dentro, amenazando con llegar a tu centro de racionalidad y de deliberación... ya no hay mucho que deliberar, estás a la deriva de tus inclinaciones por lo bajo, lo febril y lo desastroso sin poder huir de ellas, ¿cómo escapar de lo que nunca se oculta?... en cada momento en que aumenta la febrilidad inmunda que le sigue a tu deseo, desearías llegar lo más pronto, no a su cumplimiento, sino a la muerte -de buscar alivio-, o al castigo -de buscar la extinción de esa vergüenza-, o al cumplimiento, pero ya de segunda mano, luego de haber captado la imposibilidad de elegir entre dos fines que evitas, prefieres perpetuar tu vergüenza y armarla de culpa. Es triste saber que no hay salida posible, saber que el dado está echado y ya perdiste la partida y sólo puedes elegir por el mal preferible... entre dos espinas, no diferenciadas por dolor, sino por agudeza y gravedad... solo difieres sin criterio, por la incomprensibilidad del capricho... tu sed de eternidad se ha agotado y prefieres agonizar sobre el piso de tu aniquilación y tu bajeza, la vergüenza que sientes te ayudaría a pudrirte hasta la última célula y te ayudaría a que no te detengas nunca en tu gran viaje hacia la aniquilación de tu personalidad... te has fragmentado por recuerdos por mucho tiempo, pero en orgullo... ahora puedes aniquilarte en vergüenza y culpabilidad como despojo de los que tanto detestas y ayudarías a morir a cada uno, en la medida de la posible, para poder limpiar el mundo de presencias como esas, que te aterrorizan por pensar en lo bajo que puede caer la humanidad...
La levedad del perpetuo olvido, la ausencia de recuerdos, el tiempo presente que se lanza histéricamente hacia el futuro y no quieres dejarlo nunca tal cual como está, porque tu ansiedad es siniestra y amenaza con acabar contigo, con volverte miseria, con hacerte caer, con volver de todo lo que antes tenías por orgullo, un conjunto de vacilaciones desprovistas, completamente, de sentido y vacías de dignidad y valor.
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
sábado, 7 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 lanza en mi costado:
Publicar un comentario