... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

cambio

miércoles, 25 de abril de 2012

 

Pasé de obrar obligado por las imposiciones de mi estómago y mis vísceras, a obrar producto de dolores craneales. Pasé de la autoflagelancia a la violencia, ni tanto por odio, ni tanto por amor. Es el deber, es la responsabilidad, es el sentirse asqueroso e hipócrita por todo aquello que no conlleve sangre, es perder la fe en la palabra, en el diálogo, en la conversación, en la mirada, en la comprensión. Ahora sólo queda generar terror, sólo queda lanzar un abrumador contingente de horrores. El miedo es el sentimiento más puro del que es capaz la humanidad, es el motor mismo de la consciencia, su constitución fundamental.
Usar el terror como herramienta de legitimación no es nada nuevo, esta suspensión de la ética en la que vivo es singularmente interesante: es una suspensión ética de la ética. Es la rendición de los métodos formales y justos, que siempre me he enorgullecido de utilizar... pero que no funcionaron.

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