En el ocaso matutino de tu eterna agonía, encuentras el poder inquebrantable de una cama que no te quiere soltar. Sientes como el instante se disipa y sólo te queda la inanidad del estancamiento absoluto, un dejar de ser, con la mirada baja y las ansias miserables por una muerte cualquiera que te acoja en sus brazos. Donde abandonarías tus futiles deseos por lo imposible y tu mal parada imagen de fuerza y certeza que mantienes artificialmente, porque es tu mecanismo de defensa favorito. Ninguna certeza puede enfrentarse al poder absorvente de una cama y ningún pensamiento toma forma de expresión cuando estás perdido entre las sábanas. El ropaje de una cama es capaz de absorver las formas, al igual que absorve tus fétidos (otrora sensuales) olores corporales.
El modo de ser del hombre en la cama, es esencialmente la disolución. Nos disolvemos física y metafísicamente en una cama. Nos perdemos y nos mimetizamos entre la calidez ridícula de sus sábanas, o entre la ternura del estancamiento, la cama es inmune a (casi) todos los proyectos. A todos excepto los únicos que valen la pena efectuar...
Ni siquiera es una pérdida de proyecto gracias a la palabra mágica ('renuncia'). No. Es la disolución de principio, es extraño encontrar un razonamiento con la solidez suficiente para sacarte de la cama por la mañana, luego de una noche de tormentos y agonías.
Por lo general, es completamente imposible. Te quedas hasta que la agonía la lleve la cama y el sol, golpeándote con su falsa sonrisa, te impida seguir dejando de ser y te exija salir, porque está la emergencia de que pronto, ya no quede nada de ti...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
lunes, 6 de febrero de 2012
Lo lamenta:
ira de Tifón
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