... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

Atardecer

lunes, 20 de mayo de 2013

Cae ese momento bello del día, el cielo se tiñe de colores pomposos y el sol se ve a lo lejos, como si estuviera afirmado por las rocas de la montaña. Calmadamente, la pantalla del computador sigue prendida y se escuchan los pasos en la casa, suena una pieza de piano se Satie y aquella tristeza desesperante ya se vuelve una melancolía tranquila y pacífica... Es la tristeza leve y prolongada, placentera y desganada, sublime también... esa tristeza nostálgica, en el atardecer, me da un momento de paz, de devoción por mí mismo, de amor a mi carga, a mi fatum, y esa carga, si no es agradable, ahora es sobrellevable y debida. Es una labor necesaria, ese sufrimiento leve, comprensible, de agonía lenta y sonriente, de mirada caída, de ojos entrecerrados... ah... aquella dulce agonía en el atardecer, lejos del día y no tan lejos de la noche... aquella tranquilidad que hace del alma un as de armonías invisibles y perentorias, tan dolorosas como bellas.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&NR=1&v=Nzb62We2GqE

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