... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

Respiración

sábado, 1 de septiembre de 2012

 

El cruel ir y venir del aire, la noche entera sin sueño, la noche perdida en el agotar-se, en el perder completamente los estribos, el desesperar, el morder con locura las ideas que te has empeñado toda la vida en evadir... el perderse, el instante maldito de pérdida, el desesperarse siniestramente, jugar con todos los fuegos, arder con todos los mares, el morir... cuánto me han enseñado los libros a morir, y aun no he aprendido... la gloria de morir, de no ser más. De desaparecer de forma definitiva. No desaparecer de forma estética, volverse una simple solución, un retazo de un mal entendido... un andrajo vacío de toda voluntad de seguir viviendo... pero que aun está aquí, lamentablemente... respirando... admitiendo la vuelta y la revuelta del aire en su cuerpo, aniquilando la vida real, con esta apariencia injustificable de existencia... con esta forma devastadora de ser, ese modo perdido de reafirmar una existencia... que de a poco no existe, pero que jamás termina de dejar de existir... eso es... un dejar de existir, que nunca termina de existir... una decadencia nocturna e insomne, en que tu alma se esparce por la punta de los dedos de tus pies, quiere salir de tu cuerpo, quiere que toda esa lujuria que te quita el sueño se extinga en un sollozo... pero las lágrimas del cuerpo no son como las del alma... esta desesperación insomne... este acontecimiento de otra verdad nocturna... que hace de la noche, un fuero eterno en el que el llanto, desgraciadamente no tiene buen lugar... ¡Cuánto pagaría por poder llorar abiertamente en un momento como este! ¡Por tener mi espacio, por poder golpear mi cabeza contra la muralla, mis puños sobre la dureza de algo, hasta más no poder...! Pero no, está la familia, está la presencia... llena de presencia está esta casa... llena de presencia que no es responsable de lo que me ocurre, llena de una presencia que no debo sobrecargar en vano, por la brutalidad de mis sensaciones... que se arremeten en mi contra y que no me dejan... por eso el suicidio es tan bello como idea en un momento de desesperación siniestra como esta... por eso es que en cada momento lo único que quieres es experimentar en el cuerpo, como se acaban los tormentos del alma... y tienes una lujuria infinita con la que no puedes luchar, con la que vives tu independencia y una rabia infinita, un sentimiento de miseria desprovisto de culpabilidad y con un rechazo hastiante hacia todo lo que se mueva en la realidad... Morir, desaparecer.... dejar de escuchar el mundo de la respiración... dejar la respiración por unos instantes... volver cuando la calma de ya no respirar sea lo único que exista. Llegar a concretar la caída infinita al abismo de la nada.

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