Acariciar (una vez más) una olvidada rosa, en medio de un jolgorio del que te sientes extraño; estás silente, escuchando, sintiendo un universo en explosión dentro de ti... Una rosa extraña, doblegada por lo que la contiene, que aparece repentinamente y cuyo aparecer no era predecible, cuya presencia estaba descartada en el extraño bullerío que se sumerge en medio de la noche y que, a pesar de todo lo que la contenía, yace allí, en tus manos, marchitándose en tus caricias y en tu miramiento. Perece de tu cariño, muere de tu amor, se cierran sus pétalos tímidos (aun) de tus caricias...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
sábado, 26 de noviembre de 2011
Lo lamenta:
ira de Tifón
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