Deseo y profanación

Ansias de profanación y profanación del deseo, el querer de lo demasiado puro, lo extáticamente lejano... anhelo y ya no sé diferenciar entre cuerpo y alma, me volví un monista...
Profanarla, dar la apertura a nuestro mundo, a nuestro mundo nuevo que yace sobre las cenizas del mundo que destruiríamos con un salto, el salto de decir, sí, sí al tiempo, sí a tí, sí el uno al otro y saltar... está claro que no es un paso, no es una línea, es una caída libre, una desición de quien siente que se le arrebata la tierra y saltar le es más conveniente que quedarse en la disolución de la tierra.
La tierra... se disuelve, se oculta en la caída, cae a su fondo infinito y encuentra en su tope, la risible cara de un futuro que no se quiere jamás tocar...
¡Dioses todos! ¿¡Apartarán de mí este cáliz!? O lo beberé con placer, con demasiado placer... me extasiaría estar con ella, estarla y estarme, estarme solamente con ella y estarla solamente conmigo. Formar una unidad, el momento previo a la experiencia del desgarre y de la fragmentación absoluta que le sigue... Pero que no mienta, ya ha dicho demasiado y de eso se peca... o de decir demasiado poco o de decir demasiado mucho... Los dos hemos pecado, entonces.
Pero, por favor, que se lance a mis brazos, que profanarla es mi objetivo y mi liberación... en lo sagrado de su cuerpo-alma... y en lo profano de sus antiguas miradas, en mi memoria de sus miradas, encontraría, al fin, el retazo final de toda mi profanación...
La profanación adviene y me/nos subvierte...