Pensar en un amor que no tenga algo de odio dentro de sí, resulta atormentador... pensar en eso, es un estancamiento absoluto, un punto estático entre el advenir y el devenir...
El amor es siempre una fuerza que lleva a la permanencia, el odio lleva al cambio, al devenir, a la guerra, al eterno y constante, fluir de las cosas.
¿Es pensable ese amor absoluto del que hablo?
Efectivamente lo es, pero más allá del tormento más tremendo, no puede llegar a nada: sería una contemplación enfermiza y que lograra, dentro de una constante templanza, no modificar a la amada.
Resulta pensable, aunque es contradictorio y aparentemente imposible, no existe quien logre alejarse lo suficiente, como para no formar parte del cambio constante de todo su mundo. Nuestra sola conservación en un espacio, ya es un constante acueducto del río del mundo en el que todo cambia, todo deviene en ser y no ser; todo aparece en el ser y desaparece en la nada, la nada del todo en el que todo ser fluyendo es y no es. no es, siendo y es, no siendo.
Pensar en ello es posible, pero un peligro, un amor tan sólo amor, un amor que logre replegarse a sí mismo sería una constante del estancamiento. Sería un permanente enfriamiento de esta guerra madre de todas las cosas, que gobierna y vaticina todo devenir en el mundo. Un amor absoluto es un no-ser absoluto, pensable y demostrable en la experiencia.
Sentir ese no-ser es la disolución más pervertida y enfermiza que pueda lograr un bípedo implume.
Vivir en el amor, es parecer indiferente al cambio; es olvidarse del tiempo, o sea, de todo lo que es. Esa constante aceptación del imposible, esa contemplación con la pretención ilusoria del estancamiento absoluto del devenir y el advenir en la amada. Eso es una enfermedad. Una enfermedad mortal.
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
miércoles, 13 de abril de 2011
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