¡Amor! ¿Hace cuánto es que ya te has apartado de mi lado? ¿Hace cuánto que lamento la huída mágica de una Papán que se volvió una Isolda, que desnaturalizada de mi mirada, me lanzó con desdén al vacío?
Esa naturaleza recóndita y sintiente, que se ofusca bajo un velo procaz y lleno del más frío de los besos de despedida. Un beso de hielo tocó mi mejilla un 24 de febrero, mientras yacía en el suelo aceptando estoicamente mi destino.
Hoy, ahora que esta imagen revivo, empiezo a ver la esperanza, veo el tormento de un nuevo devenir amoroso. Lamentablemente, no evito el caer presa de la belleza, no siento resquemor alguno por lanzarme de nuevo al tormento intenso de la pasión.
Realmente la moderación es lo que necesita un alma desgarrada como la mía, mi espíritu pide a gritos que se le castre. Pero no, soy uno castrado imposible, soy un conglomerado de ilusiones y un apasionado. Un sujeto que huye de la vida teóretica cada vez que se acerca demasiado a ella. Un hombre, que como cuenta un mito pitagórico, cuando empieza a vislumbrar la sabiduría se deja caer nuevamente dentro de las manos de la gran madre ignorancia. Nietzsche me mira desde una montaña eterna consolándome: "Conocer, no es un conocer hasta el final".
No quisiera enturbiar mis aguas para hacerlas parecer profundas. Por lo mismo, ahora lamento mi huída. Ahora soy yo quien huye, a mayor velocidad de lo que lo hizo ese retrato famélico de una Isolda llena de vida. Ahora la bendigo, siempre lo he hecho... Su huida mágica, fue agónica para mí. Pero es siempre un bien para ella. ¡Cuánto quisiera otra vez sentir que se va de mis manos, sin ya poder decir nada!
Una eternidad lo haría, una eternidad dejándola irse. Una eternidad presenciando a una divinidad que sabe bailar mientras huye; contemplar, con una felicidad estoica la huída gloriosa de una bella musa que corre a manos de un nuevo porvenir.
Un fragmento de aquella supra-consciencia universal de lo femenino; ese fragmento que se fue, ahora empieza a volver...Evidentemente, bajo otra máscara.
Empiezo a temblar ante su enigma sagrado, empiezo a sacudir mis temblorosas manos a un aire. ¿La verdad? es que no quiero amor alguno, antaño lo quise; pero ya víctima de la esperanza, empece a odiar el amor. Victimario de la aporía, fui victima del conocimiento.
¿Tomar determinaciones? Simplemente: dejarse caer.
¿Amor? Jamás te elegí...
"Viene, se va
Pero de paso
¡Obra mil y una!" - una agonía del otoño antepasado...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
lunes, 30 de agosto de 2010
.·Hliðskjálf·.
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