... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

De la muerte de Dios...

domingo, 20 de junio de 2010

 

Así es como caen todas las cosas, vivimos pensando una y otra vez que aquello que está sobre nosotros es lo que nos rige y nos gobierna.
Llámenlo Dios, astrología, instinto, voluntad, etc.
Son simples (y sucios) ardides del espíritu que sirven para desviarnos de nuestra verdad más implacable: estamos en la más pura y desnuda soledad.
Vivir pensando en otra cosa, que no sea el propio ser es apropiarse de las cosas, ya sea por poder o por amor. Cualquiera de esos límites antitéticos no son más que ardides de nuestra única conquista posible: el propio ser.


.·Hliðskjálf·.

0 lanza en mi costado: