... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

Mi nostalgia por el nadie que dejo de ser...

viernes, 4 de mayo de 2012

 

El terrible hecho de ser. El de tener que ser, el de despertar, el de tener que dar frente, dar la cara, responder, atender y comprender. Antes, podría afirmar que había sido una quimera poco creativa de alguien, ahora no, por un fuero maligno mi existencia adquiere un significado, ya no está completamente indeterminada, completamente perdida entre nadas. Claro, el hecho de que haya 'algo', es terrible siempre. Estar-para, ser-hacia; querer; ¡Cuánto preferí perderme en la indeterminabilidad de la propia vida y hundirme en sus posibilidades! Podía desentenderme de absolutamente todo y hubiera dado absolutamente lo mismo, hice mi vida de forma tal que si revolucionaba absolutamente todo mi ser y todas mis acciones, no importara nada, pues no tenía ninguna atadura a 'lo real'.
Ahora, la realidad está allí, en frente, no puedo perderme en la irrealidad de una reinvención de mí mismo, sólo me queda el estar anclado al ser, a la sustancia por la cual soy un algo y no soy una nada. Antes jugaba, entre un algo y la nada, ahora soy algo (o bien, según algo...) Escapar ya no es una posibilidad, evadir tampoco. Ahora me embaracé de realidad, estoy repleto de lo ineludible, completamente lleno de sustancia... 'esas cosas que son', esas cosas a las que ya no puedo estar sin responder, esas cosas por las que soy, ya no pueden dejar de ser escuchadas y atendidas... el reino de lo irreal me abandonó, ahora lo real, y con ello, evidentemente, lo realizable, los hechos, la acción me ponen en jaque.
Ya tanta levedad, ya tanta renuncia, tanta nada a la que renuncio. Insisto, esto de tener 'algo' es algo terrible, es terriblemente pesado, es terriblemente duro tener que responder por 'algo', ya no holgazanear, perder el ser en el tiempo, sino que ahora, se pierde el tiempo en el ser. Se es, de la forma fundamental del respond-iendo. Esa indeterminación originaria, esa apertura ahora se vuelve una dirección determinada, en el modo de un ser-sin-más-para.
Dejarse de nadas... dejarse de perdidas... encontrar...


¡Es terrible!

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