unSiento una yaga, de esas yagas que no se desvanecen con la crueldad del paso del tiempo... Vi a ELLA con aquella runa, la misma runa que en un momento rocié con sangre de mi dedo gordo del pie... Leticia, Leticia, Leticia, Leticia, Leticia, Leticia, Leticia, LE - TI - CIA.
Me cuesta tanto decir o escribir su nombre, sin estremecerme, sin desarticularme y perderme en el sonido de su nombre o en la belleza que tiene su escritura: Leticia.
No termino de convencerme que no encontraré quien pueda tocarle los talones... cuando ella se fue, se fue La Mujer, se fue la femeneidad con ella... Y esa femeneidad es la que busco, sin terminar de convencerme que no la encontraré jamás... que hay mujeres y La Mujer. Hay amores y ese amor que anclé en el ser y no en el tener...
Mi condena es la intensidad de un pasado completamente impropio, un pasado que no me pertenece y que no puede pertenecerme... No lo tengo, porque no lo quise nunca tener... lo anclé en el ser, soy ese pasado, ahora mismo, aquí, cuando lo anhelo, cuando lo recuerdo, cuando sé de su imposibilidad y de su repetición... Leticia es una nueva especie de Regina Olsen... de esas Regina Olsen que nunca me amaron y de las que no dejé por mi melancolía, pero que viven siempre conmigo: es terrible, pero no deja de fascinarme, no termino de fascinarme de la belleza de su huída mágica... es Regina Olsen, es mi Diótima, pero sobre todo fue mi Papán, esa princesa que murió y que vive en su muerte, con mi vida. Su huída nunca ha terminado para mí, seguramente ella no debe ni tener el recuerdo de mi pasado, ni siquiera debe cumplir mi miserable deseo... yo pensaba: "Como mínimo, pretendo ser un gran recuerdo, uno de esos recuerdos que no se desvanecen con un par de años".
Pero no, soy olvido y de los olvidos que no demoran ni mi ausencia... mi presencia ya es olvidada, mi pérdida absoluta en el mágico umbral del olvido. Me perdí a mí mismo en su olvido, ese mí en su tú es su olvido... soy olvido... Me olvidas ergo sum.
Es fascinante la lucidez que tengo al (d)escribir esto, me impresiono a mí mismo cuando escribo estas cosas, pensarlas es una cosa, pero este pensamiento no es silente, tiene palabras y las busco ahora en mi actividad, en mi confesión. Quiero estar con ella ahora, pero no quiero querer estar con ella ahora, quisiera querer nada... hundirme en la inanidad de este momento en su absolución extasiante... ¡Qué éxtasis este, el de celebrar el lamento que me tiene hace más de un año! Es un sentimiento completamente ambiguo, pero su ambigüedad es real y concreta... ¿Quién más que yo puede decirlo? despues de todo, nada nos pertenece más que estos momentos, estos pequeños instantes de autenticidad, esta autenticidad en el delirio... ser sí mismo, es esta horripilante experiencia de (d)escribir lo que me evoca ver un par de fotos extrañas al azar, y de recordar un poco y desear algo más que un poco. La quiero, la he querido olvidar, pero la quiero, la quiero como pasada, como ida, como huyente, como ese fuego débil que aun no deja de dar calor a pesar de que sus llamas no se vean, entre tantas cenizas...
¡Sí! muchas cenizas, las cenizas del sentido del tiempo, con ella era tiempo. Quizá ahora (rectificándome lo que he pensado anteriormente) soy cambio... cambio sin tiempo... continuidad sin tiempo, devenir-mismidad atemporalizado... ese es mi nombre ahora, mi identidad subyace en su intelecto y/o en su intelección, en su amor y en sus ojos en los que me perdí... Pero ella no me irá a buscar en otros... ella irá a perderme en otros... soy degradación continua, devenir-mismidad atemporalizada. ¿Qué otro honor se merece este sentimiento tan asqueroso? Pero a la vez, fascinante, herrabundo, bicéfalo, fuera de la vía de la verdad...
Me amo en ese olvido que encontró en los otros... y la amo en su infinito recuerdo en las otras... Ese mí y esa tú viven muriendo o mueren viviendo en esa contrariedad que se resiste a toda síntesis...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
viernes, 22 de julio de 2011
Lo lamenta:
ira de Tifón
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