... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

En casa

miércoles, 6 de julio de 2011

Acá, siendo el mismo, ser el mismo es depender enfermamente del otro, es no amar al otro, es no entregarse al otro, es esperar cada paso y cada momento que el otro te entregue...
Depender, ser exiliado de sí mismo, para empezar a habitar en el olor de la otra, en el cuerpo de la otra, en los ojos de la otra, en el rostro de la otra, que esconde lo infinito, en toda su infinición, en la manera en la que te sobrepasa, te trasciende, cuando piensas por la otra, cuando caminas por la otra y más que nada, cuando notas que no hay más tiempo que la otra misma, no hay tiempo si no es mujer...
El tiempo se destiende, se vuelve caótico, regresivo, agresivo y completamente asimilado en su indefinición... en cambio, con la otra, el tiempo tiene significado, el tiempo tiene medida, el tiempo va de la mano con el cambio... la experiencia de este tiempo sin la otra es completamente agónico, cada segundo que pasa es una nada, días, años, meses, semestres, fechas, horas, salidas, entradas, comienzos, términos, jornadas y todo no es, algo que es. ¡Cómo se puede vivir sin el tiempo! Siento que hasta en el recuerdo, que lamentaba infinitamente y ahora ha pasado, ya no significa nada... ¡ni siquiera es el olvido! ¿Cómo puede ser que haya descubierto un punto medio en mi alma, que distinga entre el instante, el olvido y el recuerdo? Es horrible este descubrimiento, que se da cuando escribo, cuando siento este infierno dentro de mí, cuando vivo mi hora del lobo, cuando siento que no puedo seguir viviendo, que no soporto mi vida, que soy un pathos que camina en dos patas... que se sienta, que escribe en un computador, que es mientras escribe, mientras se lee, pero que no existe en la realidad, que lo real lo realiza, que el ser lo hace ser... alienado totalmente de mi propio sentido, de mi propio destino, el espejo se ha roto... y sus astillas ahora qué reflejarán (VARGTIMMEN).
Sí, ese punto medio ¿entre qué está?... qué horrible sentir ese descubrimiento, en la ruptura de mi alma, de mi identidad, de mi mismidad... Cada vez me siento más fuera del sendero de la verdad... errante y bicéfalo asumiendo tanto el ser y el no ser como lo mismo y no lo mismo... Estoy perdido, no puedo llegar ni a la lógica más básica, no quiero creer nada, ni tampoco creer su contrario...
Estoy perdido, sintiéndome asqueroso vago al interior de mi alma, ocupando mis palabras... escribo estas cosas, me siento desintegrándome cada vez más en el rostro del que dependo... en el rostro que experimenté en su totalidad... en sus ojos cerrados, en los abiertos... en su gesto, en su color, en su suavidad...
Muero, desallezco en estas palabras, me desfallezco y no sé... el tiempo ya no existe, tal y como es y se me presentaba, ya no existe... el anhelo se da hacia al pasado, recuerdo el futuro y siento el instante de la eternidad... desfallezco en mi confusión... experimento el absoluto de una experiencia vaga, de una esenciación de la otredad de la otredad misma... lo absolutamente otro... Una mujer...


A ti Y.

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