Preguntarse por la tortura: el recuerdo...
Profundamente comprometido con esa cuestión, repleta de una radicalidad infernal y acosante: inolvidable, perpetua y punzante.
Los latinos lo comprenderían más facilmente: regordis pasar por el corazón.
El recuerdo es el instante que se perpetúa, dentro de la memoria. Dentro de la consciencia. Recordar es ubicarse, es ser afectado por un instante, que ya nos afectó anteriormente. El recuerdo viene de las relaciones que hacemos entre una cosa que pensamos, vemos o escuchamos y una cosa que ya fue...
El recuerdo es la forma en la que vivimos en el pasado, en que nos abstraemos del presente y anhelamos un futuro.
Un recuerdo jamás es sólamente un recuerdo. El recuerdo mira hacia atrás, tratando de revivir el instante muerto; deseando la repetición. Es el Ulises que llevamos dentro: el iluso que quiere volver a lo que no le pertenece del todo...
El pasado no nos pertenece tanto, como nosotros le pertenecemos, de allí viene nuestra imagen, nuestra relación con el mundo y la perpetuidad de nuestra manera de relacionarnos con el resto.
El recuerdo mira hacia atrás, pero mira para volver, mira deseando volver... el recuerdo es una espina que nos hace sufrir. Nada peor que un buen recuerdo, sonreimos al instante, pero vemos nuestro presente y anhelamos aquello que hemos perdido, aquello que no nos pertenece, aquello que hemos dejado irremediablemente atrás...
También es una hábil elusión del presente, un amague a nuestra actualidad y que desea una futurición imposible... "Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río" ya nos advertía Heráclito.
El recuerdo es la forma en la que el alma llora quejándose por un deseo imposible: la repetición de un pasado... ahora, en el instante mismo, ya. A veces el rostro luce una sonrisa apasible... pero es sólo una sonrisa que antecede a la tristeza de la consciencia de la eterna imposibilidad, el irreparable paso del tiempo, nuestra disposición frente al cosmos...
¿Algún consuelo?
¡Sí!
El eterno retorno de lo mismo... resulta que vivimos una vida, en la que cada instante es una eternidad, cada vida vendrá de nuevo en su mismo curso... nuestras posibilidades son estrictamente repetitivas hasta el infinito.
El instante mismo es la eternidad, el recuerdo es la forma en que nuestra alma se apresura a volver... Pero topa con la imposibilidad de adelantar el paso del tiempo...
El recuerdo es esencialmente dolor, pues conlleva un deseo completamente imposible.
El recuerdo enferma a cualquiera...sobretodo en la forma del remordimiento.
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
domingo, 6 de febrero de 2011
.•Hliðskjálf•.
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