¡Cuánta falta de sobriedad! Ocultan el rostro de la muerte con un gran velo de flores. Jamás podrán ver a la cara a la muerte y vivirla en todas sus aristas... la muerte es siempre relativa y a veces, es relativa y absoluta a la vez.
Sí, nadie se encontrará con nadie cuando vea el rostro de la muerte... de seguro que no han aceptado la radicalidad de aquello que nos arrastra a dejar de ser. Sí, la muerte es radical y eso no le quita su relatividad. La muerte no es evadible, al menos no en primera persona; en segunda y tercera persona, la muerte puede difuminarse, puede ser un cesar.
Pero decirlo con todas sus letras, es lo más extraño e imprudente que se pueda decir: se murió. Se puede decir siempre, pero menos cuando se debe decir: en el funeral.
En un funeral se puede apreciar en su totalidad la tendencia odiosa que la humanidad tiene respecto de la verdad. Se puede decir abiertamente que descansa, una persona que muere en desesperación. Se tolera en los oídos que todos nos reencontraremos con quien ha muerto, pero lo último que se puede tolerar es que vivió su vida, con todo el vacío que ella implica y con todas las perversiones que se llevan a cabo en ella.
Sí, un funeral cristiano (son los únicos que he visto) es siempre y por necesidad una mentira: esperanzas y esperanzas, frente a un envoltorio vacío de posibilidades.
La muerte, como tal, debe ser pronunciada con todas sus letras... es la única manera de tener algo de consciencia de lo ineludible, y sea acaso, también, la única manera de luchar contra el vacío del lenguaje actual: sólo hay un lenguaje de expresión...
Y la muerte como tal es inexpresable, es verdad, sin embargo la palabra expresada designa lo inexpresable, lo que se encuentra tan lejos de nuestro entendimiento, como de nuestra experiencia.
El arte de mentir, es quizá la única manera de evadir el dolor irrevocable que nos inspira la pura verdad. Sí, hay una alternativa que es mostrar una mentira y una fantasía de esa vida ajena que se fue. Esa es la mentira.
La otra, es la más difícil, minoritaria y también la más acertada: pronunciar la verdad en su totalidad: murió, dejó de ser...
Y hay una tercera, quizá la más prudente y posible de todas: el silencio y la templanza. La indiferencia, es la virtud más intempestiva de todas, y también la más trascendental de todas ellas...
¡Qué mentira es un funeral! Yo, al igual que Diógenes, preferiría que mi cuerpo sea comida de bestias, antes que me rindan un sinfín de mentiras y jolgorios vacíos de honestidad... Siempre que el viviente está ausente, y su vida es mencionada... su vida es metáfora. Representación. Es Otro.
Cuántas ganas de haberme permitido gritar: "Esta es la única vida eterna, en el olvido y en el absurdo".
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
jueves, 6 de enero de 2011
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