El pensamiento tiene dos posibilidades: o morir petrificado en la palabra, o esfumarse rápidamente en el olvido...
A veces, no llega a ninguna de las dos... y nos (per)sigue durante largo tiempo, se vulve nuestro peso, nuestra gravedad cayente.
Caemos, al vacío de lo inefable, a la desesperación de ser concebido por una idea que no se abre al mundo, sino sólo a nuestra mente.
Un pensamiento, que redunda y rebunda, en la amarga yaga de lo irreparable... Así se apoderá de nuestro cuerpo, nos sentimos tiritar, nuestra cabeza apunta hacia el extremo cielo... o bien, al profundo infierno.
Las palabras, el lenguaje, la significación no dan. Comprendemos total o parcialmente aquel pensamiento... pero darlo a entender, resulta imposible.
El pensamiento no es sólo lenguaje, quizá empiece en el lenguaje (ni siquiera lo creo, pero supongamos) pero de ninguna manera termina en él. Aunque agotemos las hojas escribiendo nuevos diccionarios con nuevas palabras, siempre lo inefable nos tomará del cabello y nos arrastrará a la lentitud de la mirada.
El único consuelo de lo inefable, es que no es inefable. Decimos nuestro pensamiento hasta con nuestros gestos. Sabemos que es completamente incomprensible por otro, pero aún así la comunicación del pensamiento sigue. Pero jamás, habrá un atisbo de comprensión a este pensamiento inefable.
Pensar en lo inefable, resulta imposible si uno se lo propone. La tortura de lo inefable, está en que nos reclama el tiempo que no queremos darle.
No hay manera de cerrarse a lo inefable, siempre persiste el pensar incomunicable.
Es tanta la comunicación que le damos, que por completo lo damos a conocer... y es un pensamiento tan puro y vacío de lenguaje, tan comprensivo... que nadie puede comprenderlo, es tan puro que nadie puede captarlo, a pesar de que lo comuniquemos con nuestra propia carne.
Quizá, la revelación de lo inefable tome lo efímero de una vida entera, quizá sólo un año o quizá la eternidad de un día... da igual, nunca es captable, ni es revelado conscientemente.
La fe en el lenguaje, es un consuelo de los más perdidos ilusos, de los miserables que se encuentran más arraigados al fondo del velo de Maya... a la mentira descarada de la positividad, a la averrante máscara de la comunicación vacía... Realmente no hay más comunicación que la inefable...no hay más comunicación que aquella que se expresa en su totalidad y que no resulta una mera parcelación del conocimiento...
Pensamiento y conocimiento: el primero es expresado puramente en lo inefable, el segundo es comunicable parcialmente...
Tal es la miseria del conocimiento que siempre cae con el primer cisma a sus primeros supuestos (no hay primeros principios, obviamente).
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
jueves, 16 de diciembre de 2010
.•Hliðskjálf•.
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