Una de las radicalidades más profundas de ser un sujeto, es la de ser tomado y exprimido por una idea...
Es frecuente escuchar a muchos bípedos mortales gritar con una sonrisa asquerosa que tienen una idea, como si la idea fuese algo que un ente tan insignificante como el ser humano, pueda decir que concibe dentro de su ínfimo entendimiento, siendo que la idea es poseedora de una gigantesca trascendencia.
Realmente, a cada momento que vamos, somos absorvidos y aniquilados por una idea, las ideas son las que nos tienen. Los significados han terminado por significarnos y el lenguage nos comunica a nosotros.
Somos víctimas de aquello que hemos creído que es nuestro, que es propio del humano la aprehensión de una idea, la comprensión de un lenguage y la semántica de un símbolo; mientras, realmente somos la metáfora de nuestra propia radicalidad...
A cada instante, nos hemos hecho más y más esclavos de nuestra propia condición de esclavizadores... hemos creado una esclavización que nos ha esclavizado. El querer que hemos creído querer no ha hecho más que quererse a sí mismo y buscarnos a nosotros como excusa para poder ejecutarse y dominar la totalidad de lo existente.
Las ideas son las responsables ... ya no en un sentido platónico, sino que es una verdad ctónica y última...
La perversión misma no ha dejado de pervertirse a sí misma, y a generado los grupos humanos; cada vez somos más inconscientes de que estamos completamente capacitados para vivir solos y dejar de procrear una raza inmunda de seres que ni quieren, ni piensan, ni existen.
El querer los usa y abusa. El pensamiento les ha tomado y no les suelta en ningún segundo y el ser los ha abierto, los ha mutilado de tal manera que jamás se pueda llegar a comprender algo en estricto rigor, sino que sólo se le puede eludir con palabras...
La idea, ciertamente, antecede a la palabra, pero no sé en qué sentido...