Incluso el universo me corrobora: cada vez somos más dispersos, nos expandimos con la pretensión absurda de llenar el vacío. El tiempo cada vez es más desicivo, los astros se alejan a cada momento de la tierra, el sol se enfría y las nubes se mueven cuando las quisieramos contemplar una eternidad...
Las flores, a veces son bellas; cuando lo son, nos maravillamos de su existencia, de su conformación cósmica y sensible, nuestros ojos se elevan al cielo, sonreimos y de pronto... la flor ya no está, o se a marchitado.
La experiencia de lo efímero es lo que nos lleva al rechazo radical de todo cuánto existe. Y si es lamentable que las cosas sean efímeras, es trágico que los acontecimientos sean eternos: Vivimos encadenados a un palo y por más que demos vueltas, no hacemos más que eludir nuestras limitaciones. Una circunferencia es todo cuánto hacemos. Cada cual es quien caza, cada cual es cazado.
Si tuvieramos presente la circularidad absoluta de lo ente, podríamos erradicarlo. Pero, al estar conscientes con la razón o con el entendimiento, dejamos de tenerlo en cuenta con la pasión o el sentimiento. Y si lo comprendemos con el sentimiento, no nos hacemos conscientes jamás de esta maligna radicalidad de estar vivo.
Estar vivo en una vida, que es vida por y para siempre, es una dulce caída, sufriente y letal, para un alma que trata de formar un círculo y así rectificar su propia existencia en el Kosmos. Una vida efímera e inmortal, que está atada a la irrisoria ilusión de una voluntad propia, busca redimirse, perfectibilizarse... ser una con la naturaleza y erradicar esas asquerosas convenciones y leyes sociales...
Pero: ¿Cuándo haremos lo que queremos?
...
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
lunes, 13 de septiembre de 2010
.·Hliðskjálf·.
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