... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado

extínguete...

entre gritos de silencio, pero extínguete...

a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...


He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...

Y el resto...

miércoles, 9 de junio de 2010

 

¡Claro!
Sigan viendo como causa a "los otros", siempre las cosas no pasan por quien le afecta, sino que por quien está arriba en la jerarquía. ¿Por qué hay delincuencia? porque los carabineros no controlan. ¿Por qué hay guerra? porque los políticos son ambiciosos y egoístas ¿Por qué hay muerte? porque hay gente que está loca.
¡Hipócritas!
Cada cual que lo dice, tiene esa ambición, negligencia, egoísmo y locura dentro de sí mismo, pero la evade, la invisibiliza y la niega: es la única manera de seguir atados al juego teatral de aparentar ser una persona de opinión, de bien, etc.
Todo eso a lo que recriminan, es su propia máscara: la de quien anhela el poder, la de las tarántulas. Viven pensando en que sus problemas los causaron otros, en que la causa de su insatisfacción (por lo tanto su infelicidad y desdicha) está dada por el exterior. No vale más el pasar, el tener, el comer que el ser, ¡maldita sea!
Si eres un maldito infeliz, es tu responsabilidad y solamente tu responsabilidad, tu carga; no vivas pensando que son "los otros" los que han construido tu infelicidad. Cada cual es feliz o infeliz según su desición, su apetición y voluntad. Viven anhelando una felicidad, que esperan que les llegue desde afuera. Se sientan como larbas asquerosas a pensar en lo que el resto hace y cómo esas cosas repercuten en su propia realidad.
¿Qué repercute en tí la basura asquerosa que produzcan los otros?
Jamás podrán dominar tu ser, estas infernalmente destinado a hacerte responsable de tu ser. Si lo vives callando, no serás quien eres, sino quien "los otros" quieren que seas.
Lo más asqueroso que existe es poner a los otros, antes que a uno mismo a la hora de considerar que hacer, pensar o sentir. ¡Es impotencia! ¡Es no hacerse responsable de la asquerosa voluntad que nos llama desde dentro! ¡Es vivir una vida sin sentido, pero sin imbuirle el propio sentido, sino que esperar a que "los malditos otros" lo hagan, por todos los demonios y pestes del infierno!

¡Asquerosas pulgas, claman una felicidad que no es más que impotencia y un corazón venerador!
¡Pero si la quieres, ya la tienes, sólo te falta verla allí: es la impotencia más absoluta, la de una aceptación del todo!¡La legitimidad de un infierno!
¡Yo, oh hermanos nobles de espíritu, los llamo a la más noble de las amarguras: la del pesimismo!
Y el resto que se siga pudriendo en su asquerosa miseria de los otros. Lo exterior no es más que inmanencia, todo se va, el mundo se va, la vida se va. Pero qué queda. ¡Díganmelo maldita sea!
Queda la eternidad inmutable de una construcción del yo: la vida. Que en un trágicomico proceso circular, se repite una y otra vez, hasta más alla del infinito, donde el frío de las montañas y el claro en medio del bosque ya no son más que malditas palabras vacías.


.·Hliðskjálf·.

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