El sufrimiento es la moneda con la que se paga la conciencia.
El problema está en: ¿Cuándo diablos pedí la conciencia?
Es una mercancía que te hace estar de pie, acostado y caminante; pero siempre allí, en ese maldito "ahí"... no en otro tiempo, no en un allí, en otro lugar, donde la eternidad no sea más que un mito.
Lo trágico es lo que percibo, por más que me escape, por más que pueda volver mis ojos hacia adentro, por más que camine como un caballo, que anda sin desviar su mirada a los lados, sin pensar en el dolor de su lomo, sin pensar en quien tiene arriba, poseyéndole y dominándole...
Si... dominado, pero consciente de que esa dominación no es más que mi resultado, una maleza que planté, otrora con gran esmero y que ahora deseo sacar y quemar a cada momento...
Si, consciencia es siempre consciencia de la conmiseración, ya sea propia, ya sea de otro: siempre conmiseración, pura conmiseración y nada más que conmisceración.
... y como dijera Borges: a por la sombra de haber sido un desdichado
extínguete...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
entre gritos de silencio, pero extínguete...
a ti te dedico el alfa y el omega de todas mis golgotas nocturnas...
He de sobrevivir a todo, aunque el hecho de morir en tus labios silentes, en tu mirada que no mira, en tu alma que no ama... me atrae más, quizá más que toda esta soledad. No importa: la arrogancia revertirá...
lunes, 7 de junio de 2010
.·Hliðskjálf·.
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